martes, 3 de noviembre de 2009

Yupiland S.L.

Esa mañana tenía que despertarme a las ocho y media para arreglarme e ir a una entrevista de trabajo en una multinacional que apestaba a corrupción en su solo nombre acabado en S.A (¿o era SS quizá?). No hubo necesidad de despertarse ya que no conseguí pegar ojo en toda la noche, el diente se había caído y ya no estaba en su correspondiente cordón.
Lo misterioso del asunto era que la cuerda seguía intacta alrededor de mi cuello, pero el diente había desaparecido, ¿se había picado con el paso de los años? ¿tendría que haberlo cepillado con mas frecuencia?
Me quedo bloqueado en un pensamiento espiralítico que gira en torno a cordones, cuellos y dientes podridos-perdidos.
Mi cuerpo activa el modo ON y el robot se afeitaba solo, mientras el autentico Yo (o lo que quedaba de él) daba vueltas en los mundos de Yupi pensando en un absurdo amuleto perdido y que por una razón u otra había conservado desde la niñez, cosecha de mi propia remesa de dientes de leche (de RAM señora, por supuesto)

El Otro se ha preparado el desayuno, el autentico yo grita desesperadamente en un rincón por la perdida del diente, que no representa la perdida de un objeto, representa la perdida de un ritual, de una serie de gestos que al cabo del día sirven de refugio ante unas relaciones sociales que se tornan extrañamente hostiles y fuera de lugar. Tocar el diente representaba un bunker entero con comida para cuarenta años al margen de todos esos gritos y cláxones de coches por la mañana.

Ha lavado el plato, el cuchillo,la taza y la cafetera del desayuno, el que esta dentro del limbo de pensamientos, no para de girar el dedo indice alrededor de un colgante del que no cuelga nada y ese vacío le hace girar el dedo con mas intensidad.

Ya se da los últimos retoques al peinado frente al espejo y sale por la puerta dirección al metro, el otro desanda el camino que recorrió el día anterior, desordenando archivos y archivos de recuerdos apilados en carpetas multicolor.

Llega a la oficina diez minutos antes de lo previsto, apretón fuerte de manos “Pues mira ya que estas aquí empezamos antes, me gusta la gente puntual”. El Otro ha causado buena impresión.
Me centro de nuevo en pilas y pilas de papeles con recuerdos garabateados y dejo que el Otro siga conversando con el tipo de la corbata.

De nuevo un apretón de manos, ahora a modo de despedida, un poco mas informal incluso con una bromita jocosa que el Otro sonríe en el momento adecuado pero que a mi me provoca una arcada en uno de mis rincones más mugrientos de Yupiland S.L.

El Otro llega a casa de nuevo, se pone el pijama y se tira en el sofá. Enciende la tele y ahora me recuesto a su lado, el otro vuelve al OFF y me quedo medio dormido haciendo zapping entre la cara de Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban y un documental de la Dos en la que una familia de monos: los bonobos, se pasan la vida fornicando entre ellos y utilizando el sexo como sedante social...entre sueños mezclo la imagen hombres con corbata, Jorge Javier, La Esteban y los monos fornicadores cuando el móvil empieza a vibrar...descuelgo un número oculto y trato de disimular la voz de dormido.

¿Antonio?, dice desde el otro lado una voz de secretaria cincuentona con pinta de llamarse Puri. Mira Antonio, que mañana tienes la segunda entrevista, esta más informal, para aclarar el tema de los turnos que te vayan mejor y para firmar los papeles y esas cosas. ¡Qué esta es una empresa muy seria!

Dice la señora Puri sin apenas respirar y tan solo dejándome responderle un gra..gracias con un hillillo de voz incrédulo.

Me hecho las manos a la cabeza y respiro aliviado, dejo caer los brazos pesadamente y los dedos que se meten entre la ranura izquierda del sofá palpan la superficie puntiaguda de un colmillo.

Fandelosbonobos

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